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Los huevos son un alimento muy saludable y versátil, pero también extremadamente delicado, por lo que debemos tener especial cuidado a la hora de conservarlos y manipularlos. A estas alturas, todos sabemos que los huevos hay que guardarlos en la nevera, pero ponerlos en una huevera en la puerta no es una buena opción porque supone un riesgo para la seguridad alimentaria.
Al abrir y cerrar la nevera, la puerta es la zona que mayor variación térmica presenta, lo que puede provocar la proliferación de bacterias que contaminen los huevos. Estudios realizados han comprobado que los cambios bruscos de temperatura que sufren los huevos cuando se colocan en la puerta de la nevera aceleran de manera notable su descomposición.
El mejor sitio de la nevera para guardar los huevos es en el estante superior en su propio envase, ya que en esta zona el frío es moderado. Debemos refrigerarlos inmediatamente tras la compra, en cuanto lleguemos a casa. Nunca hay que lavarlos antes de guardarlos, porque destruiríamos la membrana protectora de la cáscara. Sí los podemos lavar en el momento en el que los vayamos a usar.
Consejos de la OCU
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), señalan que el huevo es uno de los alimentos más susceptibles a ser contaminado con Salmonella, especialmente en verano.
«El huevo es un alimento rico en vitaminas y proteínas, que se utiliza en multitud de elaboraciones gastronómicas y que requiere de algunos cuidados, tanto a la hora de comprarlos como al conservarlos en casa y manipularlos. Pierden su frescura rápidamente, más si están a temperatura que refrigerados, aunque pueden consumirse hasta 28 días después de su puesta», advierte. Por esta razón, es importante conocer algunos consejos.
Del mismo modo que con el resto de alimentos, debemos respetar la fecha de consumo impresa en la cáscara de los huevos y en el envase. Cuando vayamos a utilizarlos, para hacer una tortilla por ejemplo, nunca debemos separar las claras de las yemas con la propia cáscara. Tampoco es recomendable cascar los huevos en el mismo recipiente en el que vayamos a batir, cocinar o comer.
Las tortillas siempre deben quedar bien cuajadas. En caso de que no vayamos a comerlas inmediatamente, los expertos aconsejan mantenerlas en la nevera. En cuanto a las natillas, ensaladillas, salsas y otras preparaciones elaboradas con huevo, hay que mantenerlas en la nevera y consumirlas en un máximo de 24 horas.
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